Nunca me había atrevido a hacer las albóndigas de pescado porque en todas las recetas que conocía se elaboraban hervidas y no fritas y, la verdad, no me resultaban apetitosas.
Hasta que hace ya algún tiempo, en Sevilla, tapeando con nuestros hijos y nuestros consuegros, en algún sitio nos pusieron unas albóndigas de sepia que estaban francamente buenas. Muy buenas, diría yo. Tanto que repetimos: "¿Quieres más?" -me dijo con sorna mi consuegro-.
Allí mismo me dio la receta mi consuegra y tal como me la dio, la hice.
De esto hace ya un tiempo y la foto ha estado por ahí medio perdida esperando el momento de su publicación que parecía no encontrar nunca el momento oportuno.
Hasta que hace unos días me las encontré en el blog de mi amiga Tita y decidí prepararlas para la comida familiar del sábado. Once en la mesa. me salieron 34 piezas y no quedó ninguna para la foto. Así que he tenido que recurrir al archivo antiguo hasta encontrar la fotografía que hice a las primeras y que nunca vio la luz.
Necesitamos:
500 gr. de sepia ya limpia.
200 gr. de gambas peladas.
2 rebanadas de pan de molde sin corteza.
1 vasito de leche.
1 diente de ajo picado.
1 caña de perejil picado.
1 huevo.
1 golpe de pimienta recién molida.
Harina de freir.
Un pellizco de sal.
aceite para freír.
Para la salsa:
1/2 cebolla.
1 diente de ajo.
1 vasito de vino blanco (oloroso).
1/2 l. de caldo de pescado (O de haber cocido las cabezas de las gambas).
Unas hebras de azafrán.
sal.
En un bol poner el pan empapado en la cantidad suficiente de leche para que no escurra. Añadir un poco de sal, el ajo y el perejil picados y un toque de pimienta.
Aplastar todo con un tenedor hasta obtener una pasta. Agregar el huevo (dos si fuera necesario) y mezclar.
Cortar la sepia y las gambas en trocitos pequeños y añadirlas al bol. Mezclar bien hasta que tengamos una masa con la textura apropiada para hacer las albóndigas. Si queda demasiado líquido, se le puede poner un poco de pan rallado, si, por el contrario, quedase demasiado seco, un poco más de leche.
Dejar reposas la masa una media hora y pasar a elaborar las albóndigas poniendo en las manos una pequeña cantidad de masa adecuada al tamaño que queramos darle. Pasarlas por harina de freir y hacerlas en la sartén en tandas. Se van colocando en la cacerola en la que vayamos a guisarlas.
Una vez concluida la fritura, verter el exceso de aceite, dejando en la sartén una mínima cantidad suficiente para dorar la cebolla y el ajo. Cuando esté transparente, "apagar" con el vino dejando evaporar el alcohol antes de agregar el caldo. Poner la sal y el azafrán, dejar hevir un momento y verter sobre las albóndigas.
Cocinar 12 a 14 min. Las albóndigas van a absorber buena parte del caldo y el que quede va a estar bastante espesito.
Este plato hay que comerlo inmediatamente y no está bueno de un día para otro.
NUNCA ES TARDE......
Hace 7 años
11 comentarios:
Qué rico debe estar este plato. De rape también están muy buenas.
Me lo apunto en mi recetario especial Valdomicer. Gracias.
Contando los sesenta:
¡Venga! ¡Anímate! De verdad están buenas.
En casa siempre es fiesta cuando las hago.
Así que 34 para 11...a tres por cabeza, y quedó la de la vergüenza ¿no?
Espero que fueran de aperitivo!!
De sepia nunca las he preparado, pero en mi casa les gustan mucho, me llevo tu receta, bssss.Sefa
Me ha picado la curiosidad, voy a ver si la dejeo a mano...
Besos
Felicidades a tu consuegra, es una receta estupenda y desde luego la anoto para hacerla, tiene un aspecto exquisito.
besicos
Tita:
El reparto no suele ser equitativo, sino proporcinal. Siempre habrá quein se coma 4 y quien coma solo una.
También está el que no le gustan las gambas y que se come tres croquetas del maldito bichejo ese.
Un besino.
Sefa:
Pues alguna vez ha de ser la primera. ¡Ánimo y duro con ellas!
Un besino.
Pilar V:
Ya nos dirás cómo te han quedado (O a tu chef particular).
Un besino.
Maria Pilar-COCINICA:
Ya la he felicitado en tu nombre.
Un besino.
Verónica Cava Blanco:
Gracias por tu invitación. Como norma, no participo en ningún concurso ni sorteo; pero siempre estoy dispuesto a colaborar sin nigún compromiso.
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