martes, 16 de octubre de 2012

ESTOFADO DE CALABAZA.

El amarillo es el color de La Esperanza.
Este lema se me vino abajo el día de mi primera clase de filosofía en la que me presenté con un block de pastas amarillas. "Cerrillo, -me dijo el profe- el amarillo es el color de las calabazas. Ya veo que no es usted supersticioso".
Y es que no hay cosa a la que tenga más miedo un estudiante (y un enamorado) que a recibir calabazas, el más grande y vacío de los frutos que nos ofrece la Madre Naturaleza.
Se cultivan unas 850 variedades de calabaceras, que así es como se llama la planta que la produce, en su inmensa mayoría comestibles y destinadas a la alimentación.
Algunas, como la esponja vegetal, se cultiva con intereses higiénicos, otras solo para decoración. La famosa calabaza de Halloween, que estaría riquísima asada con un toque de canela, se desperdicia fabricando linternas para la noche de todos los santos.
El peregrino de Santiago lleva una calabaza seca procedente de una planta conocida como lagenaria. En ella portaba el peregrino el agua para el camino, aunque lo cierto es que las más de las veces iba llena de vino o de pócimas para aliviar el cansancio o los dolores, que no habrían de faltar fuentes en las veredas ni tampoco el doping se inventó ayer.
Los mosqueteros de los Siglos XVII y XVIII (Se llamaban así porque portaban un arma, el mosquete, o fusil de avancarga), llevaban la pólvora en otra variedad de calabaza seca, también del género de las lagenarias.
Son símbolo de la fertilidad por llevar cientos de semillas útiles en su interior. Para otros simboliza la eternidad, una vez secas pueden durar siglos y, frescas, casi todo el año.
Otras por sus formas o por sus colores, tienen destinos decorativos.
Hasta sus semillas son  útiles . Con la disculpa de su innegable acción positiva sobre los males de la próstata, te puedes pasar un tarde entera saboreando unas pepitas de calabaza tostadas.
Pero lo más importante es que se comen.
He vuelto a recurrir al recetario de la bisabuela para hacer este sencillísimo guiso, barato, nutritivo y sabroso:
1/2 Kg. de calabaza pelada y cortada en tacos grandecitos.
1 cebolla mediana cortada en trozos.
1 pimiento rojo cortado en cuadrados.
1 hoja de laurel.
1 chorro de aceite de oliva.
1 chorrito de agua.
1 cucharada de perejil picado. (O/y cilantro)
Sal.
Poner todos los ingredientes en una cazuela, tapar y poner al fuego mínimo hasta que esté hecho.  Espolvorear con el perejil picado.
Yastá.
O - O - O - O - O

Para la sección de Gastrodiógenes, parte de mi literatura gastronómica.