Hace unos días, Carmenpiva, una compañera bloguera y yo, chateábamos acerca de los nombre raros que damos a los términos culinarios. Ella, en particular, comentaba sobre los nombres "polvo de hornear" que los sudamericanos dan a las levaduras químicas, no orgánicas o llamar "procesadora" a las batidoras. Por mi parte yo lo justificaba ya que ellos sufren muy de cerca la influencia norteamericana. Por eso, decía yo, que "sartén" lo hagan masculino "el sartén".
También decir que en el castellano hemos introducido términos procedentes otros idiomas como "pochar" por "sofreir" (aunque la palabra correcta sería escalfar) o "picada" por majado.
Otras palabras se prestan a confusión, como "braseado", que no tiene nada que ver con las brasas o como "estofado", que es una palabra castellana usada en ebanistería, bordados o trabajos manuales y que, aunque esté admitida en la cocina, no la reconoce el diccionario de la RAE.
Otra cosa que a mí me suena mal (muy mal) es la de "patatas panaderas" por "patatas (a la) panadera". No me voy a poner a discutir el origen del nombre, para unos será el corte -rodajas de unos cuantos milímetros- y para otros, el más probable, su elaboración en el horno a media temperatura, como si de una tahona se tratase.
Se pueden hacer con o sin cebolla. Antiguamente, se elaboraban con manteca o unto, hoy se utiliza aceite en casi todos los casos; pero a quien no le duela un pecadillo mortal, que las pruebe.
Supongo que la receta es de dominio público; pero ahí va de nuevo.
Pelar y cortar las patatas en rodajas de 3 a 5 milímetros de grosor(es conveniente realizar el corte en sentido trasversal para que no se rompan), engrasar ligeramente una fuente de horno y poner en ella las patatas, regar con el aceite y remover, poniendo solamente el aceite que sean capaces de retener, que no sobre, salar y llevar al horno precalentado a 180º el tiempo suficiente para que estén en su punto, cosa que reconoceremos pinchando con una brocheta (por ejemplo).
Para hacer el milhojas :
1/2 K. de carne de ternera (falda o jarrete)
1/2 cebolla.
2 tomates.
Dos huevos y dos cucharadas de nata.
Ajo, pimiento, un poco de orégano, un toque de cayena, agua, aceite y sal.
Patatas panadera.
Poner al fuego una cazuela con agua, sal y la carne y dejar hacer a fuego lento hasta que la carne se pueda deshilachar. Hora y media aproximadamente.
Dejar templar y deshacer sirviéndose de dos tenedores.
En una sartén echar un poco de aceite y preparar un sofrito con los demás ingredientes. Agregar la carne y parte del caldo de la cocción y hacer a fuego lento durante 40 a 45 min.
A este guiso se le llama "ropa vieja".
Engrasar una fuente de horno y colocar una capa de patatas panadera, con mucho cuidado para evitar que se rompan. Encima una capa de carne y así sucesivamente hasta acabar con una capa de patata.
En un bol, batir los huevos y mezclarlos con la nata. Verter por encima y meter al horno a 200 º hasta que el huevo se haya cuajado y presente un color doradito.
Es un poco trabajoso, ya lo se; pero si cuando lo hayáis servido y los presentes den el primer mordisco, se hace un silencio en la mesa, ese es el mayor elogio.
EL SÍNDROME DEL NIDO
Hace 11 años