domingo, 31 de julio de 2011

FIAMBRE DE MANITAS.

A mi madre le gustaba sorprender preparando esta tapita. Ella la hacía con el cotubillo (muñeca del cerdo) y la envolvía en un pedazo de tela.
Yo utilizo también la manita y le añado una oreja.
Ayer la puse como aperitivo con la cervecita para antes de comer y mis sobrinas me pidieron que publicase la receta. La semana que viene espero que sean ellas las que la preparen.
Ingredientes:
Dos manitas de cerdo.
Dos cotubillos (muñeca).
Media oreja.
Un cebolla pequeña.
Ocho o diez clavillos.
Una hoja de laurel.
Una cucharadita rasa de cominos molidos.
Una cucharadita rasa de cinco bayas molidas.
Una cucharadita de orégano.
Un pellizco de tomillo.
Agua y sal.
Limpiar muy bien las piezas, quemando con el soplete las cerdas si fuese necesario.
Poner la piezas en una olla ultrarrápida junto con la cebolla claveteada, la hoja de laurel y la sal. Cubrir con agua, cerrar y poner al fuego.
Cuando adquiera la presión máxima, bajar el fuego y dejar hervir durante 45 minutos. Dejar templar.
Con mucho cuidado para no abrasarse, ir deshuesando la piezas una a una y cortándolas en pedazos de unos tres cm. Esta operación hay que realizarla antes de que se enfríe la carne, porque en ese caso se cuajaría la gelatina y no quedaría bien.
Aderezar el guiso con las especias, añadir un poco de agua de la cocción y remover.
Mi madre, ya digo, utilizaba un paño; pero el papel film transparente es mucho mejor.
Extender el papel film sobre una superficie plana e ir colocando encima la mezcla. Hacer rulos de 15 cm de largo y tres dedos de diámetro. Darle varias vueltas para que no se salga el líquido.
Con las cantidades indicadas, saqué tres rulos.
Colocarlos en un plato, poner otro plato encima y sobre éste, un peso (por ejemplo, un paquete de arroz).
Esperar hasta que se enfríen y meter en el frigorífico unas horas.
Quitar el papel y cortar en rodajas lo más finas posible.
Después de esto, ¿Os atreveríais con una cabeza de jabalí?.

jueves, 28 de julio de 2011

VERDURAS AL CURRY.

Suena el teléfono.
Descuelgo.
- Pon Canal Cocina, que hay algo que te interesa.
- Algo como qué.
- Luego te quejarás porque no sabes qué hacer con los calabacines.
- Vooooy.
Es cierto. El huerto empieza a dar calabcines y todos los días recoges alguno. Al final acabas aburrido de comer calabacín a diario: "Siempre gallina, amarga la cocina" decía Unamuno.
En el programa, una ama de casa anónima preparaba un pisto al curry. Tomé nota de la receta y la he preparado. La he adaptado a mi gusto y le he añadido setas -otra idea que se me había ocurrido antes para darle variedad al guiso-.
Para que nadie se escandalice, en vez de llamarlo "pisto al curry" lo voy a llamar " verduras al curry". Que nadie se queje, cocina vegetariana al 100%.
Respecto al curry, utilicé un "Caril indiano" o curry de la India que compro en Portugal, La cúrcuma la compré fresca en el mercado de Leicester y el genjibre lo hay ya en cualquier sitio. En las estanterías de las especias de todos los supermercados hay esta especias, aunque sean secas. Y quien viva en sitios en los que haya población oriental, que busque los establecimientos en que se suministren ellos, seguro que allí encontraréis las mejores especias de todo el mundo.
Ingredientes:
Media cebolla.
Dos calabacines.
Una berenjena.
Medio pimiento verde.
Medio pimiento rojo.
Un tomate hermoso.
Una bolsa de sinfonía de setas (1/4 Kg.). O una lata de setas variadas.
1 cm. de genjibre rallado.
Una pizca de cúrcuma. (Se puede sustituir por azafrán).
1 cucharadita de cominos molidos.
Una pizca de canela molida.
Una taza de leche de coco.
Una cucharada generosa de curry de Madrás. (El más habitual en el mercado).
Una cucharada de aceite de oliva.
Cortar las verduras en trozos grandecitos, como de bocado. Pelar y rallar el genjibre
En una cacerola poner un chorro de aceite de oliva. Cuando esté caliente ir añadiendo la cebolla, el pimiento y el genjibre. Dar unas vueltas y agregar el comino, la cúrcuma y la canela. A continuación poner el calabacín, la berenjena, el tomate y las setas.
Salar al gusto y dejar cocinar unos minutos. Echar la leche de coco y la cucharada de curry.
Dejar que se evapore ligeramente el líquido y las verduras tengan la textura deseada.
Si no te gustan las comidas muy especiadas, puedes probar el "pisto con setas" que queda muy bien y es todo un descubrimiento.

viernes, 22 de julio de 2011

PUTA PARIÓ.

Si marcáis el 0034.927.560.392, una voz os dirá "Puta Parió, dígame".
No, no se han vuelto locos, ni es una broma, es que el sitio se llama así. El nombre exacto es "La Cueva de Puta Parió".
La primera vez que estuve allí fue siendo un adolescente,  allá por los sesenta;  mi madre se negó a entrar y hubo que convencerla de que allí no había nada malo. Todo lo contrario, un vino excelente y tapas de primera calidad. Le regalaron una pequeña jarra como recuerdo y la debió guardar con tanto celo que no la he vuelto a ver.
Luego, en los ochenta y noventa, cuando trabajé en Formación del Profesorado, teníamos reuniones frecuentes en Jarandilla de la Vera y ¡Qué buenas raciones de jamón nos hemos comido allí!.
Y qué buen vino. Del que "Abre el ojo, limpia el diente y cura el vientre" a decir de Pedro.
Pedro, el dueño y fundador, nos atendió siempre de maravilla.
La cueva original lleva ya unos años cerrada y los hijos de Pedro siguen manteniendo un restaurante en el edificio colindante, un caserón del S.XV en el que vivió Don Luis de Quijada, que fuera mayordomo del Emperador Carlos V.
Sigue manteniendo el nombre  y la tradición, aunque  ya no sea cueva sino restaurante.
Hoy, después de mucho tiempo, hemos vuelto por Jarandilla y tras desayunar en el Parador de turimo, como no, hemos hecho una primera visita al sitio. Allí estaba Pedro, con el que hemos tenido una amena conversación llena de recuerdos. Hemos continuado nuestro paseo mientras una cadena de televisión hacía un reportaje y hemos vuelto a la hora de comer.
La carta no tiene nada de especial: destacar un riquísimo queso de cabra y los excelentes ibéricos. Las migas, el zorongollo, las chuletillas de cabrito y algún postre. Y, sobre todo, una atención esmerada.
Un sitio por el que hay que pasar alguna vez en la vida. Está a 20 metros de la Plaza, siguiendo la calle que sale por el lateral del Ayuntamiento.
En todo caso no dudes en preguntar a cualquier vecino "¿Puta Parió?" y te indican.
Y cuando vayáis, decid que vais de parte mía.

sábado, 16 de julio de 2011

FALSA PIZZA.

Para estas noches de verano, suelo tener en la nevera algún tipo de pastel, pudin, terrina o  musaka, que cortas un pedazo tan grande como el hambre que tengas en ese momento y lo completas con una salsa (Mahonesa, tártara...) o le das unas vueltas en el microondas (si es la musaka), y ya está.
Lo malo que tiene esta dieta es que acabas aburriéndote y es raro que vuelvas a repetir el plato hasta el año que viene, y más aún desde que los asaltantes de nevera nos hemos reducido a dos. Deseando estamos  tener visitas para invitarlos "a cenar".
Así que de vez en cuando nos preparamos esto que llamamos "falsas pizzas" aunque, en realidad, de falsas no tienen nada, todo consiste en sustituir la masa por una rebanada de pan.
Normalmente me limito a untar la rebanada de pan con una salsa de tomate, esparcir un pellizco de orégano, unas alcaparras, el relleno y queso rallado por encima.
El relleno suele ser el clásico: champiñones laminados, aceitunas negras y anchoas; pero también las hago de panceta, de jamón, de bonito, salami, etc.
Esta que voy a poner es distinta. Me la sirvieron la primera vez en un pub de la Región de los Lagos (Lake District) en Inglaterra,  hace ya tres o cuatro años. Allí la hacían con chapata.
Ingredientes:
Una rebanada de pan de hogaza asentadito.
Dos cucharadas soperas de pesto.
Tres pimientos del piquillo.
Tres rodajas de queso de cabra en rulo.
Para el pesto:
Un puñado de albahaca.
Un puñado de cacahuetes tostados.
Un trozo de queso de Mahón bien curado. (Tirando a duro).
Dos o tres dientes de ajo.
Aceite de oliva.
Modo de hacerla:
Triturar los ingredientes para el pesto en una batidora e ir agregando el aceite hasta que adquiera la textura deseada.
Precalentar el horno a 150ºC.
Cortar una rebanada de pan de dos centímetros. Yo suelo usar del que veine precortado para las tostadas mañaneras. También se puede hacer con pan de molde o sobre una chapata o baguete cortadas longitudinalmente.
Untar con dos cucharadas bien colmadas de pesto.
Cortar los pimientos en tiras y disponerlos sobre la rebanada de pan.
Cortar tres o cuatro rodajas de rulo de cabra y colocarlas encima.
Meter en el horno hasta que el queso esté en su punto. El pan debe quedar crujientito.
El el Lake District lo acompañé de una pinta de cerveza.  Un vinillo blanco bien fresquito tampoco le viene nada, pero que nada mal.
Además está muy rico, de verdad.

viernes, 8 de julio de 2011

TERRINA DE PESCADOS.

Se me murió la cámara fotográfica. Dijo que no funcionaba más, que ya estaba bien de trabajo. La pantalla se volvió negra, el zoom dejó de girar y no respondía al apretar el disparador.  Dejaba ver las fotos hechas con anterioridad; pero nada más. Así que pasó a formar parte de mi museo de cámaras antiguas aunque su antigüedad no se remontase más allá de los dos años. Calculo que han sido unos quince mil disparos (Como el carrete es barato...).
Ha viajado por media España y visitado varias veces Inglaterra y Portugal. Se ha perdido -bueno, despistado- en un par de ocasiones, se ha caído más de dos veces y ha ilustrado este blog hasta el día de hoy.
La última foto que hizo fue el amanecer del día del solsticio.
Y, como a cámara muerta, cámara puesta, me he dejado que me regalen una nueva, que no todos los días celebra uno su trigésimo sexto aniversario de boda.
Una Kodak easyshare max z990.  Ahora tendré que aprender a manejarla.
Después de las fotos de rigor en todo estreno a la familia, los perros, la lantana del porche, etc, vino la foto al plato del día que era una terrina de pescados.
Tenía yo en el arcón un cabracho congelado que había comprado en Portugal hace ya unos meses al que le vino muy bien la compañía de un filete de salmón salvaje, también congelado y una cola de merluza.
El caldo corto es el que hacían mi madre y mi suegra, cada una de ellas aprendido en diferentes lugares y circunstancias.
Ingredientes:
Un cabracho.
Un filete de salmón.
Una cola de merluza.
Un filete de lenguado o de fletán.
1/4 de bolsa de gambas.
Todo ello congelado. En caso de tener el pescado fresco, le habría dado mejor destino, no es por nada.
Media docena de huevos.
Seis cucharadas de nata de cocinar.
Para el caldo corto:
Agua. Unos tres o cuatro litros.
Medio tomate.
Medio pimiento verde.
Media cebolla.
Un puñado de perejil fresco.
Un buen chorro de aceite de oliva.
Sal.
Para la salsa rosa:
Cuatro cucharadas generosas de mahonesa de bote. A mí me gusta más la hecha en casa; pero los argumentos de "mi conciencia" sobre salmonelosis, etc, me convencieron de la conveniencia de tirar de la de bote.
Un poco de mostaza.
Un chorro de nata de cocinar.
Una cucharada de tomate frito. Este sí, casero.
Un toque de coñá.
Un chorro de zumo de naranja.
Preparación:
En una olla o cazuela suficientemente grande, se pone el agua a hervir. Cuando lo haga, añadir la sal, el tomate, el pimiento, la cebolla, el perejil y un buen chorro de aceite de oliva.
Yo, lo dejo cocer hasta que veo que se separa la piel del tomate.
En ese punto echo los pescados sin descongelar y espero hasta que vuelva a hervir con fuerza. Apago el fuego, tapo la olla y espero a que temple.
Si quereis darle el punto idóneo de cocción a los pesacdos, seguid esta pauta, ya me diréis.
Con los dedos, y con mucho cuidado, id limpiado los pescados. La piel se desprenderá sin dificulad; pero hay que tener muchísimo cuidado con las espinas, especialmente con el cabracho.
En una fuente apta para microondas, ir colocando los pescados desmenuzados y las gambas descongeladas.
Batir los huevos y agregarles la nata. Segir batiendo.
Verter la mezcla sobre los pescados e introducir en el microondas a potencia máxima durante diez minutos. Dejar reposar sin sacar del microondas, comprobar el estado de cuajado del huevo pinchando con una brocheta y continuar por períodos de cinco en cinco minutos hasta que esté suficientemente hecho.
En mi caso, tuve que darle un golpe de grill para terminarlo que además le dió un tono dorado.
También se puede hacer al baño María.
Se puede acompañar, tanto de la salsa rosa como de mahonesa simple, de salsa tártara, de vinagreta de tomate, de ensalada...
Aparte de un sanísimo segundo plato, es una socorrida cena para estas noches de verano en las que "no apetece nada".

domingo, 3 de julio de 2011

SOBRE GAZPACHOS.

Leo con disgusto en E.G (El Gastronómico, magacine) del mes de Junio un artículo que firma Yanet Acosta que titula como "A por los mil gazpachos".
En él Yanet Acosta pasa de soslayo por Extremadura, de la que solamente comenta "... en pueblos de Extremadura es habitual encontrar gazpachos de cerezas, melón o sandía que más parecen de la cocina moderna que de la campesina que usaba lo que más a mano tenía." y nada más. Curiosamente, cita previamente los gazpachos de remolacha y queso gruyere, de zanahorias, de pasas.... de ¡¡¡¡Rebujito!!!!.
En Extremadura, señora mía, el gazpacho tuvo una importancia vital, como lo certifican documentos  de finales del S. XIX y principios de S. XX que se conservan en los archivos de la Catedral de Plasencia. En ellos consta que el gazpacho formaba parte del salario que cobraban los temporeros del campo. En "el trato" en el que se "ajustaba" el jornal se "apalabraba" el contenido de los gazpachos, lo que dio lugar a infinitas aportaciones al gazpacho base - agua, vinagre y sal, aderezado con ajos, aceite y pan-.
Gabriel y Galán, escribía en "Sibarita":
Jartalmi de gazpachus
de güevus y poleus.
Los recetarios de los monasterios de Yuste y Guadalupe citan ambos el gazpacho blanco de ajos, que se ajusta plenamente al básico antes citado y que era llamado vulgarmente "cojondongo". Se "apañaba" en un cuenco de madera de encina llamado "dornejo" o "dornillo".
Innovación supuso, en el S. XVIII la incorporación al gazpacho de los productos procedentes del nuevo mundo (tomates y pimientos) y en el S. XX la aparición de las batidoras eléctricas que revolucionaron todas las técnicas de elaboración de este producto.
La invito a probar, no mil, sino mil y una interpretaciones del gazpacho solamente en Extremadura. Básteme con citar algunas de ellas: Gazpacho blanco, de poleos, de espárragos, de huevo frito, de tomate y orégano, de habas, de hierbabuena, de patatas, ajo migao, de señorito, cachorreña, escarapuches, soparra, cojondongo, el "de lujo" cacereño, que lleva pollo, chorizo, jamón y queso de oveja y, por supuesto, de melón, de sandía y de cerezas.