martes, 17 de octubre de 2017

BACALAO CONFITADO A BAJA TEMPERATURA.

     No sé si me estoy haciendo viejo y voy perdiendo facultades o que, simplemente, me estoy volviendo más tolerante.
     El caso es que, después de tanto tiempo de odiar el bacalao, -bichejo lo llamaba yo- resulta que he encontrado una forma de guisarlo me ha hecho cambiar de opinión. La cocción a baja temperatura.
     Y no hace falta nada que no tengas ya en tu cocina: Un microondas. Y si tienes una máquina de vacío, mejor; pero hay trucos que pueden sustituirla. Hace unos años era un instrumento relativamente caro, ahora es bastante más asequible y muy útil en la cocina y fuera de ella.
     Tampoco necesitamos muchos ingredientes, una tajada de bacalao por persona, un chorro de aceite, una bolsa apta para horno y una pajita de refresco. Y agua para el desalado, claro. Una vez desalado el bichejo (perdón, bacalao) siguiendo vuestra técnica de toda la vida, o vuestras manías (que las hay), es decir, sumergido en agua fría durante 24 horas, lo untáis por todas partes con un poco de aceite y lo introducís en una bolsa de asar.
     Quien tenga máquina de vacío, que siga las instrucciones del fabricante.


     Ahora viene la parte más complicada:
     Introducid la pajita en la bolsa un par de centímetros liad el borde alrededor y sujetar con trocito de cinta adhesiva. Se tarta de impedir que salga aire por otro sitio que no sea la pajita.
Sumergir la bolsa en la pila con unos 20 cm. de agua. La presión del agua es suficiente para expulsar todo el aire.
     La alternativa es aspirar el aire por la pajita, con lo que obtendrás el mismo resultado.
     Dar unas vueltas a la bolsa para estrangular la posible entrada de aire exterior y cerrarla con una brida, con un hilo atado o con lo que se os ocurra siempre que no sea metálico.
     Dejar reposar un par de horas para que el pescado se impregne del aceite sea cual fuere la técnica que hayáis usado para hacer el vacío.
     Hay que hacer las bolsa una a una, ya que, por pequeña que sea la diferencia de peso o tamaño de las piezas, tienen tiempos distintos de cocción.
     Introduce una bolsa en el microondas y ponlo en marcha a máxima potencia. No lo pierdas de vista, en cuánto empiece toda la bolsa a hincharse, que se hayan separado las paredes, apaga. Deja reposar un par de minutos y repite la operación.
     Y ya está listo. Deja templar, abre la bolsa con una tijera y coloca tu tajada de pescado sobre un lecho de zorongollos.
     Verás que está muy, muy jugoso y que las escamas de carne se separan sin dificultad.
Que aproveche.

     Nota al pie.
     Espero que La De La Tiza, tan aficionada ella al microondas, haga la prueba y que, en su clemencia, no se ría mucho de mí por haber claudicado.