lunes, 20 de mayo de 2013

DE ESTAMBUL A VENECIA. DÍA 6.

Durante la noche hemos navegado 230 millas, unos 420 km.
Hemos cruzado el canal de Otranto, entre Italia y Albania, que separa el mar Jónico del Adriático. Tenemos que retrasar nuestro relojes una hora, a las tres serán las dos y ya estaremos con el mismo horario que en casa.
Muy temprano hemos atracado en el puerto nuevo de Dubrovnik. Las vistas desde el barco son preciosas.
Tomamos un taxi en la misma escalerilla del barco. El paso por la aduana no tiene demasiados trámites, le enseñamos desde dentro del taxi nuestra documentación al guardia y este se aparta y nos hace, con la mano, la señal de pasar.
El centro está a tres kilómetros escasos, por lo que el viaje se hace en pocos minutos y nos deja en la Puerta  de Pile,  al pie justo de la muralla.

Ciudad Patrimonio de La Humanidad desde 1979, fue bombardeada por la artillería servia el 6 de diciembre de 1991, causando grandes daños en los edificios, pero permaneciendo la muralla intacta. Un tercio de las edificaciones se vió afectado, iglesias, palacios, edificios históricos. Muchos de ellos totalmente destruídos, entre los que se encuentra la casa del artista plástico Ivo Dulcic que contenía, además de una biblioteca con más de 2000 volúmenes de Historia y de Arte, una colección de tarros de farmacia, fotografías, diapositivas, acuarelas, posters, etc.
Murieron unos 200 soldados croatas.
La libertad no se vende ni por todo el oro del mundo, es hoy el lema de la ciudad.

En 1994 La UNESCO hizo un nuevo inventario ampliando el concedido en 1979. La ciudad ha sido completamente reconstruida y apenas quedan huellas de la tragedia.
La moneda local es la kuna, aunque en todos los sitios admiten euros sin más problemas que la vuelta la hacen en moneda local. (1 € +/- 7 kunas).
Su entrada en la UE está actualmente bloqueado por Eslovenia debido a una cuestión de fronteras.
Pasear por Dubrovnik es una delicia. Totalmente libre de tráfico rodado (no se ven ni bicicletas), andar por la "placa" o calle principal (antes Stradun) desde la fuente de Onofrio hasta el viejo puerto. Ver los monasterios de franciscanos y dominicos, la catedral, la iglesia ortodoxa, la torre de Orlando.... Las puertas adornadas con laurel, las quince callejuelas llenas de escaleras que ascienden hasta la muralla.... te están invitando a volver algún día.

El viaje toca a su fin. El pasaje está convocado a primera hora de la tarde en el teatro, nos van a devolver los pasaportes y a dar las indicaciones para el desembarco final. Qué hay que hacer con el equipaje, con la llaves de los camarotes, con las cuentas de gastos, etc.
A continuación va a haber un espectáculo con un prestidigitador y una demostración de cocina con el chef del barco, eso que ahora se llama un cooking-show.
Está a punto de haber un motín. Nos han metido una mañana en Trieste, cosa que no estaba en el itinerario inicial y de la que nos enteramos a la firma del contrato. La gente tenía la ilusión de pasar día y medio en Venecia y esta estancia se queda reducida a unas cuantas horas. El numerito que nos montan me recuerdan a aquellas clases de dinámica de grupos que hacíamos cuando yo estaba en Formación del Profesorado. ¡Que maestría tienen los jodíos! ¡Cómo han logrado sortear la situación!
Admirable.
Nos guste o no, mañana por la mañana estaremos en Trieste.

3 comentarios:

Contando los sesenta dijo...

Dubrovnik es una de las ciudades que tengo en mi agenda de pendientes. Croacia es una desconocida que va avanzando a la chita callando: por ejemplo, es nuestra competencia en materia de acuicultura. Mejores precios y similar calidad. Ahí están.

Pilar Abalorios dijo...

Parece un lugar precioso. Seguro que Trieste tambien lo es y Venecia te conquistará en un par de minutos, a partir de ahí cualquier estancia es demasiado breve ;)

Besos

Sefa dijo...

Sigo viendo vuestro viaje y seguro lo disfrutasteis mucho, gracias por hacernos patícipes, bssss.sefa