Hemos hecho el tramo más largo de todo el recorrido: 420 millas. Unos 800 km.
Entretengo la mañana redactando este "diario" y pasando las fotos de estos días al ordenador en un rincón de una de las muchas cafeterías que tiene el barco, tomando cervezas y disfrutando del paisaje. Navegamos muy cerca de la costa del Peloponeso y, de pronto, vemos saltar los delfines que nos acompañan durante unos minutos. Me pillan sin cámara, solo me he subido la tarjeta.
Por la tarde llegamos a Corfú.
Su nombre griego es Kérkyra. Cuenta la mitología que el dios Poseidón se enamoró de la ninfa Córcira, hija de Asopo y Metope y la raptó, según era costumbre entre los dioses del Olimpo, llevándosela a esta isla a la que dió su nombre.
De esta unión nació Faiax, del que descienden todos los feacios.
Es la isla en la que, según La Odisea, naufragó Ulises y dónde se encontró con los cíclopes, gigantes de un solo ojo en mitad de la frente y dónde tuvo su aventura particular con uno de ellos, Polifemo. Se puede visitar su cueva.
Decidimos visitar la isla a nuestro aire, sin contar con la excursiones organizadas y nos salió bastante bien. Alqilamos un taxi por dos horas y su conductor nos llevó a conocer algunos de los rincones más atractivos de la isla, parando en aquellos lugares en que podíamos hacer las mejores fotografías e incluso haciéndonoslas él mismo.
Visitamos el Achilleion, construído por la Emperatriz Elizabeth de Austria (más conocida por Sissy) como residencia de verano, con unas vistas fantásticas y unos jardines increíbles.
Nos llevó a Kanoni, una península que servía de defensa y en la que había instalados algunos cañones, de ahí su nombre.
Abajo, en una pequeña isla se encuentra el monasterio de Panayia. Las vistas son espectaculares.
Todavía nos queda un rato para callejear un poco por las calles de la ciudad vieja, llenas de comercio y de gente.
Hemos llegado tarde, porque la fiesta del Sábado Santo en Corfú es la más espectacular de todas las fiestas de Grecia. El suelo de las calles está rojo de los restos de cerámica que tiran por las ventanas para atraer la buena suerte. La fiesta ya ha terminado y solo podemos dar testimonio de los suelos rojos y de los restos de cerámica que aún siguen barriendo los vecinos.
Todavía nos sobra un ratito para sentarnos en una terraza y disfrutar de una taza de café y un vasito de ouzo, eso sí con mucha agua fría, que el licorcito tiene 55 grados de alcohol.
Mañana estaremos en Dubrovnik.
NUNCA ES TARDE......
Hace 7 años
5 comentarios:
A medida que vas contando más me va gustando el viaje. ¿Alguna desventaja o desmerecimiento dignos de mención?
Ya veo que lo pasasteis muy bien y visitasteis sitios bonitos, me alegro mucho, ya lo sabes, bs a los dos.Sefa
Ya veo que el recorrido sigue y lo disfrutas con tu señora.Me alegro mucho.
Que maravilla de viaje, me hace recordar uno que hice, hace algunos años, pero que me encantaría repetir.
Un besote.
Qué preciosidad!!
Besos
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