Nos tienen esperando en el teatro del barco, con capacidad para 1.500
personas, hasta las 8:30 sin dar ninguna explicación. La gente está impaciente.
Incluso se empiezan a oír gritos no muy agradables y corren todo tipo de
rumores entre los viajeros.
La explicación es bien sencilla. Es día 1 de Mayo y hay convocadas
decenas de manifestaciones por todo Estambul. La policía ha cortado todos los
puentes de Bósforo y el Cuerno de Oro por lo que las tres partes de la ciudad
(la parte asiática y las dos europeas, antigua y moderna) están aisladas unas
de otras.
Parece que han autorizado que nuestro traslado se lleve a cabo en
lanchas, aunque ese servicio también está cerrado al público.
Hay que andar un buen rato desde el muelle de los cruceros hasta el de
las lanchas. Ya hemos perdido más de una hora y el traslado por mar es más
lento que en los autocares.
No hay ni un solo vehículo circulando por la avenida que anoche estaba
atascada de tráfico: ni coches, ni autocares, ni tranvías. Nada.
Oímos los pitos y tambores de los manifestantes, aunque solo hemos
llegado a ver un pequeño grupo de unas cincuenta personas con los que nos
cruzamos sin mayores incidentes.
En el crucero viajan con nosotros dos grupos de estudiantes en su viaje
de Fin de Carrera y una de las chicas nos contará después que han pasado
auténtico miedo, ya que los antidisturbios han llegado a apuntarles con sus
metralletas entre nubes de gases lacrimógenos. Sin embargo nosotros no hemos
tenido, ya digo, ningún problema.
La lancha nos lleva hasta la parte vieja de la ciudad y desde allí vamos
en autocares hasta la Plaza de las Mezquitas.
Entramos en la Mezquita Azul. La visita hemos de hacerla descalzos y las
mujeres, además, con la cabeza cubierta.
Es de una belleza deslumbrante. Se la llama Azul porque sus paredes
están cubiertas por azulejos que, en su mayoría, representan tulipanes, el
símbolo de la ciudad.
Es la única que tiene 6 minaretes por ser la mezquita del sultán.
Frente a ella se encuentra Hagia Sophia. La basílica de la Santa
Sabiduría. Primero basílica ortodoxa, luego, mezquita y ahora museo.
Construída por primera vez en el S. IV, fue destruída en dos ocasiones y
tras la tercera reconstrucción, (que solo duró 5 años ya que se emplearon
materiales quitados a otras construcciones, como el templo de Artemisa) la
cúpula se cayó en un terremoto.
La actual data del S. VI y la cúpula, que mide 33.5 m. de diámetro y
casi 56 m. de altura, se atribuye a Isidoro el Joven.
Absolutamente emocionante.
Aunque estaba previsto visitar también el Museo, las pérdidas de tiempo
anteriores lo impidieron y la visita al Gran Bazar se quedó reducida a 15
minutos. Estamos tan cansados, que renunciamos a la visita y nos sentamos en una
terraza a tomar una cerveza.
Todavía nos queda una sorpresa. Antes de zarpar es obligatorio hacer un
simulacro de emergencia y allí nos tienes a más de 1500 personas con los
chalecos salvavida puestos, corriendo por los pasillos hasta el punto de
encuentro, como en una fiesta de carnaval con disfraz único.
Tras el paripé suenan las sirenas. El barco zarpa, empieza nuestro
viaje.
3 comentarios:
Lo del teatro y el simulacro me suena, yo intente escabullirme pero me cazaron.
Una pena lo de las manifestaciones, no se va a cualquier hora por esas latitudes.
Preciosas fotos Valdo.
Un beso
Sumada la cervecita en la terraza, os llevais lo mejor de Estambul; la sensación de belleza delicada de la Mezquita azul y la impresión casi dolorosa de Santa Sofía.
Un aperitivo para volver y enamorarse de la ciudad, que además de mágica está viva (incluso demasiado)
Feliz travesía
Un viaje precioso que a pesar de lo que nos cuentas seguro lo disfrutasteis, bs.sefa
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