Es una pequeña joya bibliogáfica presentada en el interior de un estuche que contenía, a la vez que el libro en sí, un CD que ponía imágenes aparte de su contenido literario.
Se trata de un recetario de cocina. No un recetario habitual, sino uno dedicado a las cocinas egipcia, griega y romana. Lleva por título "El manjar de los dioses" y por subtítulo "Recetas con historia" del que es autora Ángeles Díaz Simón y que está prologado por la periodista Ángeles Caso.
Lo publica Ariel (Ed. Planeta, Barcelona 2012).
El diseño de portada y las ilustraciones son de Mauricio Restrepo, que pone un llamativo anuncio en la tapa del estuche: "¡La Historia más apetitosa que nunca!".
En su interior, la más sofisticada de las cocinas antiguas adaptadas a las técnicas culinarias propias del S. XXI con tanto acierto que pondrían verde de envidia al más goloso de los dioses.
Sobresalían por el canto superior del libro, a modo de marcapáginas, unas tiras de papel señalando sendas recetas. Sin duda, se trataba de un reto y yo, que soy así, le recogí el guante.
De entre las señaladas, escogí tres. Un entrante. "Ensalada preferida de Marcial"; un plato fuerte, "Manitas de cerdo a la salud de Ateneo acompañadas de tortitas de trigo al comino" y un postre, "tarta de queso fresco, manzana y canela".
Hace unos días celebramos la comida. Y lo hicimos según la tradición del banquete romano (Lo del triclinium lo soslayamos por razones estratégicas).
Los comensales, no menos que las gracias (3) y no más que las musas (9).
"Ab ovo usque ad mala", empezar por el huevo y terminar por las manzanas. (A Horacio se le saltarían las lágrimas).
En la cocina estaba Víctor levantando acta notarial de los pasos dando fe, con su cámara, de todo lo que acontecía.
Acompañamos la comida de un Habla Nº 8 que estaba en su mejor momento.
La ensalada lleva lechuga picada muy fina, aceitunas negras, alcaparras y anchoas, va aliñada con un chorro de salsa Worcestershire (Lo más parecido al garum), aceite de oliva y un toque de pimienta. Va adornada con unos huevos duros picados muy menudos.
Ingredientes para las manitas:
Cuatro manitas de cerdo ibérico.
Dos cebollas.
Dos dientes de ajo.
Una cucharada de harina.
Un huevo para rebozar
Una taza de guisantes.
Una zanahoria.
Un vaso de vino blanco.
Un vaso de caldo de haber cocido las manitas.
Sal, laurel, azafrán.
Para las tortitas:
250g. de harina de trigo integral.
Agua templada, levadura, sal.
una cucharadita de comino
aceite.
Elaboración:
Limpiamos las manitas y las ponemos a cocer en olla presión durante 35 minutos con media cebolla, el laurel y la sal. Cuando estén cocidas, las escurrimos y dejamos templar reservando parte del caldo. Aunque en la receta original se deshuesan, he preferido dejarlas enteras. Las rebozamos en harina y huevo y las freímos y reservamos.
En el mismo aceite freímos los ajos y la cebolla restante picadita. Añadimos un vaso de vino y otro de caldo. Una vez evaporado el alcohol, vamos poniendo las manitas, añadimos los guisantes, la zanahoria, el laurel y unas hebras de azafrán. Cocemos todo junto durante media hora, añadiendo más caldo si fuera necesario.
En un bol, ponemos la harina junto con la levadura, el comino y la sal, vamos añadiendo poco a poco el agua templada y amasamos durante cinco minutos. La masa no debe pegarse a las manos. Dejamos levar cubierta con un paño en ambiente templado y sin corrientes. Hacemos bolitas del tamaño de un huevo, las aplastamos para hacer las tortitas. Freímos en aceite medio minuto y damos la vuelta. Secamos en papel absorbente.
Servimos las manitas con su salsa por encima y acompañamos de las tortitas de comino.
Como es de rigor terminar con manzanas, la repostera de la casa hizo una tarta de queso fresco con manzanas; pero la receta se la tenéis que pedir a ella.
Aunque los romanos no conocían el café ni los licores, nosotros entretuvimos la sobremesa con un café bien cargado y un licorcillo de nueces hecho por mí en los ratos libres.
6 comentarios:
Querido amigo, los antiguos romanos debieron lamentar que lo del 'regreso al futuro' no fuese cierto.
Los que deben estar 'más que enojados' son los dioses, que nunca se supo que bajaran a mesa puesta. y, ésta, se la han perdido.
Y yo, claro.
Abrazos.
Doy fe que fue una gran comida...
Los romanos tenían un proverbio para explicitar la buena vida: annorum vinum, socius vetus et vetus aurum
En la comida tuvimos no un añejo vino (annorum vinum) pero si un buen vino; por supuesto la conversación entre viejos amigos (socius vetus) y aunque nos faltó el oro viejo (vetus aurum) lo suplimos con otras riquezas, como por ejemplo disfrutar de una buena comida y una sobremesa posterior
Muy buena la lección culinaria e histórica. Muy ilustrativas las fotos. Todo muy bien, pero lo que más siento es habérmelo perdido.
Os faltaba alguien que narrara el acontecimiento para el presente y para el futuro. Yo podría haber hecho ese papel. ¡Qué momento!
Ensalivar pa' ná....
que delicia, os imagino disfrutando como mereceis.
Besos
Buscaré el libro, seguro lleva unas estupendas recetas.
La ensalada me ha encantado, es sencilla pero muy rica, las manitas tambien las comeria, pero cocinarlas...recuerdo una ocasión y no salieron muy bien, asi que desistí.
Un abrazo.Sefa
Un Menú de dioses, romanos, egipcios u lo que fuesen. Me muero de envidia.
Un beso.
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