Curioso animal el que tiene la sangre azul, por ejemplo, el pulpo. Y no es porque pertenezca a la aristocracia, es porque tiene hemocianina en vez de hemoglobina. Así de sencillo.
Tiene también tres corazones el pulpo. Me lo imagino pintando en las tapias seis corazones ensartados en una flecha, como si fuera una brocheta, para publicar su amor por cualquier pulpita. Item más, utiliza una de sus patas (la tercera por la derecha) para copular, lo cual da lugar a unos cuantos chistes fáciles en los que no pretendo profundizar.
Pero lo más interesante de esta animalito es que se porta maravillosamente en las cazuelas y que no conozco a nadie a quien no le guste.
Antes, era poco frecuente en nuestras mesas porque su carne es muy dura y era preciso golpearlo o serenarlo durante varios días para que estuviese mínimamente comestible. Desde que se extendió la técnica de la congelación empezó a ser habitual en las cocinas domésticas trascendiendo de los chiringuitos y de los bares de los puertos de mar y, claro está, de los pulpeiros que venden este producto en las calles gallegas.
Hay cientos de formas de prepararlos a cual más rica, últimamente he comido en Portugal el pulpo a lagareiro (del que publiqué la receta) y el pulpo a la brasa, sabrosísimo.
Cada sitio tiene su forma personal de guisar el pulpo, una muy curiosa es el pulpo al horno (pop es forn) típico de la isla de Menorca. Yo he recogido la receta del blog de
Celes "Sal y azúcar" y es uno de los platos más socorridos en los concurridos banquetes familiares de los fines de semana.
Necesitamos:
1 Kg. de pulpo congelado. (De lo contrario habrá que congelarlo para que enternezca).
1 Kg. de patatas.
pan rallado.
2 ó 3 dientes de ajo.
Unas cañas de perejil.
1 chorro de aceite de oliva.
1 vaso de leche.
Descongelamos el pulpo y lo cortamos en tacos.
Pelamos y cortamos en rodajas las patatas.
Mezclamos el pan rallado con el perejil y con los ajos muy picados y rebozamos los tacos de pulpo con esa mezcla.
En una fuente de horno colocamos una capa de patata y salamos, ponemos encima otra capa de pulpo y vamos alternando para acabar con una capa de patata.
Vertemos la leche por encima.
Habremos reservado un poco de la mezcla de pan rallado o nos habrá sobrado del reboce. Lo mezclamos con un buen chorro de aceite de oliva y cubrimos totalmente las patatas.
Lo introducimos en el horno precalentado a 200º durante dos horas aproximadamente. Si se hace con pulpo cocido con una hora será suficiente.
Recomiendo hacerlo para familias numerosas, para dos personas no queda bien y frío.... no está tan bueno.