martes, 6 de marzo de 2012

¡QUE VIENEN LOS GRISES!

El otoño de 1968 iba llegando a su fin. Los exámenes parciales se acercaban y en la Universidad de Madrid se obligaba a los estudiantes a escribir los ejercicios con pluma estilográfica.
Las revueltas del mayo parisino habían pasado casi de puntillas por los medios españoles pero entre los estudiantes bullía un sentimiento de necesidad de cambio y se manifestaban, a veces dando, en la calle, gritos de libertad.
El estudiante se había acercado al kiosco de la Calle de la Princesa para ponerle un "punto" nuevo a la pluma que le había regalado su novia del pueblo, seguro de que le había de traer buena suerte. Sintió un golpe en la espalda y una voz le gritó: "¡Corre!".
¿Yo? Por qué he de correr yo si no he hecho nada malo?
Sin embargo se sintió invadido por el pánico y corrió, obediente a la voz. Tomó Hilarón Eslava sin mirar hacia atrás, sabía que pasos que oía tras de sí eran las tachuelas de unas botas militares. "Los grises", pensó, y apretó el ritmo de su carrera.
Las aceras son estrechas y las gentes se apartan a su paso.
Al llegar a la esquina de Joaquín María López, tuerce a la izquierda, cruza la calle y entra en el número 74. Está en casa. Se sienta en la escalera, la resperación es agitada y rápida y el corazón parece querer salise por la boca; pero ya se siente seguro y suelta una carcajada nerviosa.
Ha sido su primera carrera ante "los grises".
Busca en los bolsillos de su trenka, en los del pantalón, se palpa todo el cuerpo y no está: La pluma se ha perdido en la aventura.

* * * * * * * * * * * * 
Hacía meses que teníamos pendiente lo de vernos en Madrid.

Aunque no se hubiese restaurado "La Gioconda" del Prado, no se hubiesen montado las exposiciones de Chagall, la Biblioteca Nacional no hubiese cumplido 300 años y no se hubiesen expuesto "Las biblias de Sefarad", habrían sido los huevos rotos, los caracoles a la borgoñesa, las tortillitas de camarones o el calvados; pero encontranos, nos habríamos encontrado.
Hace tres años nos leíamos, hace dos nos escribíamos, el pasado año nos conocimos y ahora somos amigos de toda la vida. Mery, la anfitriona, de "Contando los sesenta", Pilar, de "Abalorios" y el que suscribe.
Por supuesto, también estaban nuestros sufridores consortes, Jaime, Fernando y Mary Paz (sin cuya colaboración y sacrificio no habría sido posible el encuentro).
- ¡Qué guapa estás! 
- ¿No me veis más delgado?
- ¿Habéis tenido buen viaje?
- Parece que vamos a tener buen tiempo el fin de semana.
- Ya tengo las entradas para el Thyssen.
- ¿Y mesa reservada para la cena?....
Madrid se ha quedado pequeño para los seis. En la Plaza del Carmen vemos un furgón de la Policía Nacional y un par de agentes que indican a una turista con maleta roja una dirección. Todo normal. Continuamos por Tetuán hasta desembocar en Carmen y continuamos hasta la Puerta del Sol.
Allí el despliegue policial es espectacular, hay una docena de "lecheras" y un cordón de antidistubios ociosos. La gente pasea ignorándolos por completo. A alguien -no a mí precisamente- se le ocurre una idea: Hacernos una fotografía delante de ellos.
Nos acercamos a solicitar su permiso y, sorprendentemente, acceden.
Y nos hicimos la foto.

Esta vez fue más divertido. Hace 44 años, más emocionante.

6 comentarios:

Susana Menéndez (gastronofilia.blogspot.com) dijo...

Quién los ha visto y quién los ve... cómo cambia la película... Un abrazo :)

Carlos Egea dijo...

Yo soy algo más joven, pero también me tocó vivir esa España con tonos grises. También el año pasado me tocó vivir una historia similar a la tuya al pasar por una Puerta del Sol casi tomada por el 15M y vigilada por centenares de policías. Las sensaciones interiores que viví en esos momentos son muy difíciles de describir en pocas palabras. Por eso te comprendo y comparto la vivencia de este post.
Saludos,
Carlos, de Vegetal... y tal.
http://vegetalytal.blogspot.com

Cruela DeVal dijo...

Ni una caña---
ya os vale

Tita dijo...

Cruela, es que las que estamos criando (o post-criando como tú) no contamos todavía. Estamos pedidas.

En todo caso ¿quien quiere juntarse con estos aburguesaos?????

Contando los sesenta dijo...

Ay, Valentín, pero qué requetebien que lo hemos pasado. Coincido contigo, esta vez fue más divertido.
Cuando nos recuperemos, tenemos que repetirlo. Aunque nos llamen burgueses

Pilar Abalorios dijo...

No se podía contar mejor ;)

Besos agotaditos.