Esta semana ha sido de andanzas y buen turismo. Desde la sección de portugués del Ateneo me dicen que en Santarem hay un festival gastronómico, el XXIX Festival Nacional de Gastronomía de Portugal y decidimos que merecía la pena tomarnos uno días de vacaciones. Además teníamos pendientes algunas visitas nunca materializadas en esa ruta, por lo que mataríamos dos o más pájaros de un solo tiro.
Problema: Imposible encontrar hotel en esos días en Santarem o sus alrededores. Bueno, nos vamos a Caldas da Rainha, a unos 40 kilómetros y problema resuelto.
Vaya por delante decir que hacer turismo por Portugal es bastante barato. Todavía un café cuesta 0'60 € (0’55 € en algún caso) y un tubo de cerveza (Lo llaman "imperial") cuesta 0'90 € (0''75 € en algunos sitios) y puedes comer opíparamente por menos de 20 € todo incluido. Por la docena de ostras me cobraron 12''78 €. El número es raro porque las cobran al peso: 730 gr. X 17'50 €/Kg. y una habitación de hotel 3***, para dos personas, desayuno incluído puede costar unos 40 € o poco más.
Fachada del Convento de Cristo
Empezamos nuestra visita por Tomar y su famoso Convento de Cristo, que es Patrimonio de la Humanidad. Solamente por esto, ya mereció la pena el viaje entero.
Pasamos la mañana visitando el Monasterio y el castillo templario. Agotados, comimos unos petiscos en la cafetería del convento. Quiero decir, nos los comimos todos.
La ventana manuelina
Continuamos el viaje visitando Ferreira de Zézere y su precioso lago azul. El paisaje es una auténtica maravilla; pero estaba todo cerrado. No vimos a nadie, ni había abierto sitio alguno en que tomarse un café.
El lago azul
Llegamos a nuestro hotel en Caldas y, después de una ducha y cambio de ropa, todavía tuvimos humor para cenar y dar un paseo por el centro. Hacía una noche deliciosa.
A la mañana siguiente, visitas en Caldas a los museos de escultura y de cerámica.
En Santarem buscamos información en la oficina de turismo y, a las doce, hora de apertura del Festival estábamos sacando las entradas.
Primero una vuelta por los pabellones de artesanía. Luego los de quesos y embutidos, dejando para el final los puestos de los dulces con la promesa de volver para comprarlos todos. (Ella, que yo, ni probarlos).
Un plato de lapas asadas
Y ahora, lo importante, que para eso hemos llegado hasta aquí: LAS TASQUINHAS.
En este festival no son los restaurantes los que se presentan, sino que lo hacen por regiones: Minho, Ribadetejo, Algarve, Alentejo...etc. Después de activar los jugos gástricos inspeccionando con sumo interés una a una las tasquinhas, nos decidimos por tomar mesa en la de Madeira. Había lapas. No las había vuelto a ver desde que en el 95 estuvimos allí. Pedimos, por supuesto, las lapas y pez espada con salsa de maracuyá y el plato típico de Madeira, la "espetada en pau de louro", que es como un pinchito moruno pero diez veces más grande que utiliza como brocheta una rama de laurel, que le comunica un sabor muy especial.

Espetada regional en palo de laurel
Otra vuelta por el pabellón de dulcería para comprar suspiros, mermeladas y poco más. A las cuatro de la tarde cerraban y nos fuimos a hacer la ruta que nos habían marcado por la mañana en la oficina de turismo para rebajar los efectos de la pitanza. Terminamos la visita en un parque maravilloso, con un mirador sobre el Tajo (Perdón, Tejo), absolutamente espectacular, en el que estuvimos hasta que, prácticamente, se nos hizo de noche.
Regreso a Caldas, paseo, cena en un restaurante en el que el dueño, en el colmo de la simpatía, se empeñó en hacernos probar de todo. Nos puso entre otras cosas una tapa de mollejas de galinha tan rica que no me será fácil olvidar. Acepipes, dos caldos verdes, un lenguado perfecto acompañado de açorda para dar de comer a un regimiento y un bife de ternera que no cabía en el plato y tan tierno que no era necesario el cuchillo para cortarlo, café y una especie de flan que no se cómo se llama fue el festín que nos dimos como cena. El sitio se llama "O Selim", por si os interesa.

La plaza del mercado de la fruta de Caldas da Rainha
Caímos a plomo en la cama. Cuando mi cabeza tocó la almohada, ya iba dormido.
La plaza mayor de Caldas es, a la vez, plaza de la fruta. Todos los días los hortelanos montan puestos con sus productos y no era cuestión de perdérselo. Había de todo.
Compré chayotes y pochas. Dos cosas que por aquí, ni de broma. También había cantidad de verduras y hortalizas desconocidas para nosotros.
Foz D´Arelho
De regreso, una visita a Foz d´Arelho y la imprescindible a Peniche.
Esta vez cambiamos el Nau dos corvos por el puerto de arena, en una de las marisquería que hay por allí. La inevitable ensalada de pulpo, otra ensalada de buzzos (Búsanos o cañaíllas), una cesta de pan tostado y la ya referida docenita de ostras.
Ostras fresquísimas.
Nos pasamos por Almeirim con la intención de dar buena cuenta de la famosa sopa da pedra; pero nuestro estómagos tienen un límite y desistimos del intento antes de empezar.
LLevamos tres días a base de verduritas, chayotes hervidos, ensaladas y esas cosas así. Que mañana es día de fiesta y de festín, que ya tengo preparados dos pestorejos para hacerlos a la brasa.