lunes, 28 de febrero de 2011

CRÓNICAS DESDE INGLATERRA VI

Me la he comprado. Me ha llevado mi hijo a un sitio en el que tenía para elegir y me he comprado la olla de cocción lenta.
Aquí son mucho más baratas. No tienen nigún mecanismo complicado y, lógicamente, son mucho más baratas.
He comprado la Crock-Pot, como ya había anunciado y me ha costado algo menos de veinte Libras, poco más de veintitrés Euros al cambio. Por ese precio no renuncio al capricho.
Las había incluso más baratas (A patir de 11£) y, por supuesto, más caras, llegando a las 50£. con programador y acero inoxidable.
El artilugio consta de un receptáculo que se calienta mediante una resistencia y en él se introduce un recipiente de cerámica que es donde se ponen los alimentos. Cocina éstos a 80 grados por lo que el proceso viene a durar entre las seis y las ocho horas.
Por supuesto, me ha faltado tiempo para estrenarla. He guisado un estofado de buey que me ha quedado de miedo.

Ya pondré la receta cuando llegue a España.

viernes, 25 de febrero de 2011

CRÓNICAS DESDE INGLATERRA V.

Uno de los mayores placeres que encuentro en Inglaterra es entrar y estar en el pub. Estoy deseando llegar para ir a uno a practicar mi inglés y tomarme una buena pinta de cerveza. No es por la cerveza, eso lo puedes hacer en cualquier sitio, es el ambiente lo que los hace únicos y atractivos.
El turista podrá entrar en más de uno en sus excursiones londinenses (O en Manchester, o en Edimburgo) y se encontrará con un nutrido grupo de turistas iguales a él. El verdadero pub está fuera de la "city", en los barrios de vecindad, en los pequeños pueblos.
No es nada difícil reconocerlos. En su mayoria son un enorme edificio aislado de los demás y, aunque no lo esté tiene un "algo" que los hace inconfundibles, algo que además es superfluo porque ya los verás desde lejos por sus grandes faroles dorados que sobresalen de la fachada.
Lucen sus nombres en grandes letras, también doradas, y llevan siempre pintado en las fachadas su "escudo de armas" que les da identidad y personalidad.
"The red Lion" "El león rojo" es el nombre más usado, en cada pueblo hay uno. Luego están nombre tan curiosos como "La babosa y la lechuga", "Los brazos de leñador", "El ruiseñor mañanero", "Los símbolos masones" ("The mason arms"), "El pato y la ardilla", "La cabeza de la reina" (En Straford-Upon-Avon, en referencia a la de Ana Bolena), "El gorro del turco", "El pub de Adán y Eva" y otros por el estilo.
Al entrar en el pub sientes una punzada casi mística -o mística del todo- debido a que la luz entra por unos inmensos ventanales formados por vidrios emplomados, a veces de colores, como las vidrieras de las catedrales (mejorando lo presente, que dirían en mi pueblo), que le da un aire como de sacristía.
El suelo está cubierto por una moqueta de mil colores predominando los tonos cálidos (negro, rojo, ocres). En los pub ingleses hay moqueta, en los irlandeses, parqué de madera.
Un banco corrido ocupa la parte baja de los ventanales. Está tapizado por una tela con unos dibujos geométrico-barroco-florales en los que, en este caso, el color predominante es el verde y desde el techo caen unos pesados cortinones. Considerados independientemente cada uno de los elementos, son HORRIBLES; pero juntos le proporcionan un ambiente acogedor a casa de la abuela. Delante de cada uno de los bancos se distribuyen las mesas, encima de cada una de las cuales hay invariablemente un número indeterminado de posavasos gruesos de cartón con publicidad de cervezas o similares. El resto del espacio está ocupado por sólidas mesas de madera rodeadas por unas sillas características de los pub ingleses.
El resto de las paredes está forrado de madera o de una espacie de papel o cartón repujado, en relieve, vamos. En esas paredes hay apliques que intentan, en vano, aportar algo de luz sin conseguir romper ese ambiente lánguido, como de iglesia.
La decoración suele ser a base de viejas fotografías o litografías del sitio en cuestíon, unos platos de metal dorado troquelados con temas marineros, cinegéticos o costumbristas, aperos de labranza, jarras de estaño, peltre o plata de todos los tamaños; relojes antiguos o libros.
Ya digo, suelen ser locales muy amplios (150, o más, metros cuadrados) presididos por una larga barra de madera, adornada con columnas torneadas y metopas labradas. Y allí, el delirio. Docenas de surtidores de cervezas de todos los estilos: Cervezas tipo "ale", inglesas, amargas y tibias que hay que extraer de los barriles a golpes de manivela. Cervezas rubias, tipos "lager" o "pilsen". Cervezas negras, al estilo irlandés. Una auténtica orgía.
Detrás de la barra suele haber una exposición de botellas, las de wisky, ginebra, etc, están boca abajo y se les ha sustituído el tapón original por un original tapón dosificador para que en cada copa caiga siempre la misma cantidad de brebaje y no como en España que eso depende de lo simpático que le caigas al camarero. Las de las otra bebidas, de pie. Entre esas bebidas hay un (no sé cómo definirlo), una pócima a la que llaman J2O y que lleva frutas: Sandía, cerezas, frambuesas... (dicen). También hay sidras, de manzana y de pera.
Y la campana. En todos los pub hay una campana de bronce con una cadenita que cuelga del badajo. Hasta hace unos años, a las once menos cuarto de la noche la hacían sonar para advertir de que era el momento de servir la última copa, a las once en punto, el pub, cerraba sus puertas.
La medida patrón es la "pinta" (como la carabela de Colón), equivalente a algo más de medio litro. Los vasos están marcados para garantizar la medida exacta, llevan grabada una marca que lo certifica "PINT, la corona real y una cifra: 2043".
Llegas, eliges mesa, te acercas a la barra y pides. Te sirven, P A G A S y te vas tranquilamente al sitio elegido a saborear lentamente tu pinta de cerveza... ¡Ay!.

martes, 22 de febrero de 2011

CRÓNICAS DESDE INGLATERRA IV

No para de llover. En realidad no llueve, el agua no cae: Está. Según vas andando, la vas recogiendo, se te pega a la ropa y te empapa como si acabases de salir de la ducha vestido. Si llevas una gabardina o impermeable, el agua se condensa y te gotea en los pantalones, se te mete en los zapatos. El paraguas es un instrumento inútil, se moja lo mismo por dentro que por fuera merced al mismo problema de la condensación. Además, no corre una gota de aire.
No apetece salir a la calle y, de hacer turismo, hemos hablado bastante. Ni de broma.
Iremos al centro y seguiremos buscando la olla de cocción lenta. A la vuelta nos pasaremos por el "hiper" a comprar pan y ver si hay algún marisco para hacer una sopa para la cena.
Y es del hipermercado de lo voy a hablar hoy.
Repito: Yo, en Inglaterra, no soy turista, soy residente. Hago la compra en el super si es que quiero comer. El turista no pierde su tiempo entrando en estos sitios, aunque debería hacerlo.
En apariencia, todo es igual aquí que allí. En vez de llamarse Carrefur, Erosky, Mercadona, etc, se llaman Morrison, Asda, Tesco, Waitrose... También hay Lidl y Aldi, como en toda Europa.
Ya, antes de entrar, tienes la primera sorpresa cuando vas a coger el carrito (No, se conducen sin carné, no es eso). Tienes que elegir: Los hay grandes, pequeños, profundos, planos, con sillita para bebés (Con cinturón de seguridad, por supuesto), con sillitas para DOS bebés, adaptables a sillas de ruedas o a los carritos eléctricos para minusválidos. Aquí no andan con moneda fraccionaria, hay que meter una libra por la ranura si quieres coger uno.
En la antesala vas a encontrar un par de cajeros automáticos, un contenedor para las bolsas usadas y una máquina para cambio de moneda; pero al revés: La gente lleva bolsas llenas de monedas de valor inferior a veinte peniques, la máquina las cuenta y te devuelve esa cantidad en billetes (supongo que a cambio de alguna de las monedas).
Una vez dentro, lo primero que encuentras es el puesto de las flores, muchas, muchas flores, de todas clases y colores. Ahora te explicas qué era ese aro que tiene el carrito que cogiste en la entrada, es para poner el ramo. Así que antes de comprar las espinacas, los fideos, y esas cosas tan prosaicas, ya vas luciendo en el carrito tu ramito de caléndulas.
Busca el puesto del pescado, lo hay, seguro, lo difícil es dar con él. Es más pequeño que la mesa de tu cocina y en él encontrarás cuatro peces aburridos, sin brillo ninguno. No entiendo cómo, siendo esto una isla, no se coma apenas pescado. Y es que cuando lo ves, se te quitan las ganas.
En los isotermos o los congelados puedes encontrar algún mejillón, anillas de calamar, unas gambas ínfimas o langostinos en bandejas.
En cambio el pan ocupa varios estantes, te puedes perder al menor descuido. Hay cientos de panes, de todos los tamaños y variedades: Hay pan de cebolla, de ajo, de aceitunas, de las tres cosas juntas, de miel. Con semillas de girasol, de sésamo, de lino, de amapola. Hay panes de molde, de los que no son de molde, de trigo, blancos, o negros de centeno o avena. Hay baguettes, chapatas (ciabattas, le dicen aquí), pan pita, naam, tortitas de trigo o de maiz, de todo, junto con las ya consabidas, típicas e inevitables galletas de gengibre con forma de hombrecillo sonriente.
Otro elemento sorprendente es la cantidad de salsas y aliños que hay en los estantes: Korma, massalas, wasaby... salsas orientales: Chinas, japonesas, indias, paquistaníes... Occidentales: Mahonesas, piri-piri, napolitana, siciliana... y el inevitable ketchup en sus infinitas marcas que ocupa varios estantes para él solito.
Si estando aquí te duele la cabeza, tienes la garganta irritada o te has cogido un catarro, no acudas a la farmacia, entra en el primer super por el que pases y sírvete al gusto. El paracetamol, el ibuprofeno, las pastillas para la tos, los antisépticos, el ácido fólico o la ranitidina y un montón de productos más tienen sus estantes en estos establecimientos. Los hay que tienen su propia farmacia en el interior y pagas al pasar por caja.
No busques, en cambio, alcohol, no lo encontrarás en ningún sitio. Hasta los desodorantes y el aftersave se fabrican sin alcohol (Ignoro qué otras perversiones tendrán los ingleses).
Una novedad, desde la útima vez que estuve aquí: Se están imponiendo las cajas abiertas, para menos de veinte artículos en las que el cliente pasa éstos por el escáner y paga con su tarjeta, evitando colas.
Aquí no hay domingos, abren todos al público; pero cierran a las cuatro de la tarde. En toda ciudad de cierta importancia hay siempre al menos uno que permanece abierto las veinticuatro horas.

Por lo demás, todo igual.

domingo, 20 de febrero de 2011

CRÓNICAS DESDE INGLATERRA III

Hace ya unos días que llegamos de nuevo a Inglaterra. Este año, con la boda, tuvimos que renunciar al viaje de Noviembre y nos hemos venido ahora. En el fondo nos da igual, se trata de pasar unos días con nuestros hijos y todo lo demás, sobra.
Los dos primeros días de estar aquí no hemos salido a ningún sitio excepto a tomar unas pintas al pub más cercano. Ayer, viernes, ya fuimos a dar una vuelta y a ver si nos compramos una olla de cocción lenta, que con la afición que le estoy cogiendo a la cocina sefardí, la estaba echando en falta. Me han dicho que aquí son mucho más baratas y que busque la marca "Crock-Pot" que son las mejores y las inventoras del sistema.
De momento hoy hemos ido a Leicester de compras -ropas y esas cosas- que ya os conté en su día que Leicester es como Londres; pero mucho más barato.
Al regreso, hemos entrado en Leamington Spa para cenar. Lo que hemos hecho en un restaurante libanés: cosas muy ricas, ya os contaré. Por cierto, he pasado un frío de mil demonios.
Como sabéis, uno de los problemas que tengo aquí es el del teclado inglés, pues bien, me he ingeniado un truco con el fin de transgredir el sistema: En un procesador de texto he pegado las cinco vocales acentuadas, los signos de apertura de interrogación y admiración y la lerta "ñ" tomadas de cualquier texto en castellano que he pillado en Inernet (por ejemplo, mibló), luego con la función "reemplazar" (que en inglés se dice "Replace"), lo arreglo todo como bien podéis comprobar.
Si es que soy un genio.

domingo, 13 de febrero de 2011

ENSALADA.

Creo que no hay plato más universal que las ensaladas. Son ligeras, fuente de vitaminas y aportan  pocas calorías.
Las hay desde la más sencilla (una hoja de lechuga) hasta las más complejas. Muchas veces, la única diferencia es el aliño. Cuando estamos en Inglaterra, siempre llevamos botellitas de aceite en el bolso  porque  allí  no lo ponen nunca, aunque raro es el plato que no trae su guarnición de verduras.
En Portugal no falta nunca. A cualquier sitio que vayas a comer, te pondrán siempre un plato de ensalada, la pidas o no, con su aliño tradicional: aceite, vinagre y sal.
Las hay de verduras, de frutas, de hortalizas... en crudo, hervidas... en algún sitio he visto el gazpacho incluído entre las ensaladas. En realidasd lo es. Una ensalada líquida.
Las hay frías, tibias o templadas. Supongo que ningún plato caliente puede ser considerado ensalada.
Lo aliños, decía, son lo más singular de las ensaladas, fundamentalmente la sal y el vinagre. Esto tiene su explicación lógica y en otra ocasión entraré en ella más a fondo. Valen todo tipo de salsas: Mahonesa, all-i-oli, Worcester, soja y mostaza son habituales. Las estanterías de los establecimientos de alimentación están llenas de aliños para ensalada, y no digo si te pasas por las tiendas "gourmet" o "delicatessen".
La ensalada que propongo hoy la cenamos con unos amigos -buenos amigos, quise decir- hace unos días. De apariencia absolutamente normal, fuimos descubriendo poco a poco un conjunto de sabores que fueron, en principio, difíciles de identificar. Me he pasado varios días dándole vueltas y, por fin, he conseguido descifrarla.
Ahora me queda ponerle nombre. Se admiten sugerencias.
Para dos personas o una cena romántica a la luz de las velas, que mañana es San Valentín.
Una bolsa de brotes de huerta. (Como dice mi amigo Pedro, no hay pérdida, es la más cara).
Un trozo de papaya pelada cortada en cuadraditos.
Maiz frito (Kikos) triturado en el mortero.
Medio queso tipo cammember dorado al grill. (O rulo de cabra)
Aliño de mango:
Dos cucharadas de pulpa de mango.
Dos cucharadas de aceite de oliva.
Media cucharada de vinagre.
sal.
Colocar las verduras en una ensaladera, pelar y cortar la papaya, machacar los kikos en el mortero y agregar a la ensalada.
Preparar el aliño con dos cucharadas de pulpa de mango (yo la compro en conserva), el vinagre, el aceite y la sal.
Echarlo sobre la ensalada y remover.
Cortar el cammenber a la mitad en sentido trasversal y ponerlo al grill para que se dore. Colocarlo encima de la ensalada y servir.
En cuanto al día de San Valentín, propongo darle la vuelta: Trescientos sesenta y cuatro días de cenas  a la luz de las velas y uno al año para descansar.

miércoles, 9 de febrero de 2011

CODILLO AL ESTILO DE MI PUEBLO.

A estas alturas del año, no os quejéis, las uvas están digeridas y amortizados los excesos culinarios  (Si es que alguien osó perpetrarlos).
Hoy propongo un codillo de cerdo al estilo de mi pueblo. No voy a decir que carece de grasas; pero tampoco tiene demasiadas: 5 gr. de grasa en 100 gr de codillo, no está nada mal. Tampoco es para abusar de él; pero no es de lo más insano que se pueda comer. Y, en todo caso, nadie obliga ni se obliga a nadie.
Y qué voy a decir: Cuando lo preparo, en casa, no sobran ni los huesos. Ona y Dona dan buena cuenta de ellos.
Además: ¡Está tan rico!.
Mi primera intención fué guisar un codillo de ibérico; pero hay que limpiarlo y, ese día, no estaba yo por la labor, con que vine a conformarme con un codillo de cerdo blanco, que tampoco está nada mal.
Para su elaboración compré:
  - Un codillo de 1650 gr.
  -  Dos choricillos ibéricos de guisar, de los picantes. (O tres, que lo cortés....)
  - Una bofera. (Para los que no sois de por aquí, una morcillita de las que no llevan arroz).
  - Tres o cuatro patatas hermosas peladas.
  - Un repollo.
Luego me puse a hacerlo:
En una olla suficientemente grande, puse agua fría y deposité en ella amorosamente el codillo, los dos choricillos y la morcilla (bofera en mi caso). Cuando rompió a hervir, le retiré la espuma con una espumadera -que para eso están- y le puse la sal, bajé el fuego y la dejé así durante dos horas. Le fuí añadiendo agua hirviendo según la fué necesitando (Creo que en dos ocasiones).
A instancias de Mary Paz, le quité la poca grasa que flotaba en la olla y eché las patatas (otra pizca de sal), corté la col en trozos grandecillos y también la agregué a la olla. Considerad que las patatas deben hervir cerca de los veinte minutos y las coles entre doce y quince.
A comer rápidamente, que esto, frío, no está bueno.
Hacedlo, por vuestros perritos, ellos son muy agradecidos.

martes, 1 de febrero de 2011

FEBRERILLO "EL LOCO".

¿Por qué a Febrero se le llama "El Loco"? Por que Febrero tiene 28 días.
Y... ¿Por qué Febrero tiene solo 28 días?
El calendario que tenemos hoy día es el llamado "Calendario Gregoriano"  en honor al papa que lo fundó, Gregorio XIII, allá por el S. XVI para corregir los errores que tenía el, hasta entonces, calendario vigente llamado "Calendario Juliano", que no descontó los días bisiestos de los años que terminan en dos ceros.
Como anécdota curiosa: La aplicación del nuevo calendario vino a coincidir con la muerte de Santa Teresa, que falleció el día 4 de Octubre de 1582, y fue enterrada el día siguiente, o sea, el 15 de Octubre del mismo año.
El "Calendario Juliano", venía del tiempo de los romanos, desde el 46 A.C.
Este era un calendario solar, de 365 días repartidos en 12 meses.
El año comenzaba con el equinoccio de primavera, en Marzo, siendo éste el primer mes y Febrero, por tanto, el último.
Cada uno de los meses estaban consagrados a:
Cuatro a dioses y diosas de la mitología romana: Marzo, a Marte, Dios de la Guerra. Mayo a Maia diosa de la abundancia. Junio, a Juno, diosa del hogar y la familia y Enero a Jano, el bifronte: El de las dos caras.  (Janvier en francés, January en inglés, Janeiro en portugués).
Dos a fiestas o acontecimientos: Abril, de "aprilis", el abrir o brotar de las flores y Febrero a las fiestas februarias o de las hogueras.
Otros cuatro al ordinal que les correspondía: Septiembre o séptimo mes, Octubre, el octavo. Noviembre sería el noveno y Diciembre, el décimo mes del año.
Por último, dos de ellos se consagraron a sendos emperadores: Julio César y César Augusto (Julio y Agosto respectivamente).
Cada mes debería tener 30 días, lo que no cuadraba con el calendario. Los antiguos egipcios lo solucionaron añadiendo un decimotercer mes de solo cinco días. Pero los romanos decidieron prorratear los días entre los meses del año, con lo que los meses impares tendrían 31 días y los pares solamenten 30.
Como con ello se pasaban en un día (6 X 30 = 180 + 6 X 31 = 186, sumaban 366 días), pues había que restarle un día al calendario.Y ¿A quién fueron a quitárselo? Al más chico, Febrero naturalmente. 6 meses de 31 días, 5 meses de 30, y UNO de 29.  Sin problemas. Salen 365 días.
Luego, alguien tuvo la ocurrencia de dedicar uno de los meses, el quinto, a Julio César. Tras él vino César Augusto, al que lógicamente, había que dedicarle otro mes. Ningún problema: el sexto. Peeeero el sexto mes tenía nada más que 30 días y esto suponía un trato discriminatorio para el sucesor. De eso, nada. Agosto DEBERÍA tener también 31 días (No faltaba más) con lo que se trastocaba todo el asunto: Septiembre y Noviembre perdieron un día cada uno y los ganaron Octubre y Diciembre para mantener la alternancia. Pero ¡Por todos los dioses! ahora volvemos a tener 366 días.
¿Qué hacer?
Fácil. Quitarle otro día a Febrero.
La ventaja que hemos sacado es que, con dos días menos, cobramos la misma pensión (Eso sí, congelada por este año). Y que, a quien le apetezca, el 28, se vuelva a tomar las uvas de nochevieja, que este es también el último mes del año, y que el loco es Febrero, no yo.