En el bosque mágico dónde viven seres fantásticos, Fiji, El Vigia de los Cielos comete un error y derriba a Ícaro que pierde las alas en su caída y se encuentra indefenso en un mundo desconocido: Desde las alturas hasta el fondo del mar, se van sucediendo las escenas circenses desde las más clásicas (El malabarista), hasta las ya olvidadas y resucitadas (Los juegos de Ícaro) todos ellos pasados por el filtro de la imaginación y la innovación (El triple trapecio, los payasos).
La música y las canciones acompañan todo el espectáculo. Quizás sea mi poca formación musical; pero fue lo que menos me gustó.

Es un espectáculo digno de ser visto y recordado.
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