Como cualquier disculpa es buena para reunirse y celebrar, todos los años por estas fechas, un grupo más o menos numeroso de ateneístas nos reunimos para celebrar la Navidad con una cena. Este año los ateneístas reunidos hemos sido 26.
A alguien se le ocurrió añorar los viejos sabores y recordó aquella sopa de almendras que era postre obligado en las cenas navideñas de pasados tiempos y, como en esta casa se sigue esa tradición, nos ha tocado a nosotros preparar el postre.
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